mercredi 31 décembre 2008

Los perros (1992, traducción 2008)






¡Qué perro es el hombre con los perros!





Se busca una salida
Y la página aparece toda blanca
Como una sábana
Se busca lo absoluto
Y aparece un perro
Y allí está, sentado, o bien aquí, dejado,
Perdida la mirada, vagamente pedigüeño,
Triste, amedrentado, llevando acuestas el desamparo,
Toda la miseria del perro mundo.
Extraviado, triste,
Solicitando ternura o mirando a la dama,
Atemorizado,
Melancólico y sobre todo vacío
Y triste.
Está y busca un horizonte, y sólo encuentra la pared,
Intenta salir y se desgarra.


jeudi 13 novembre 2008

Totila blues o la sombra que nos dejan los muertos (1985, traducción 2008)


La muerte


La muerte de un amigo un familiar
Es un signo parecido a un punto
Interrogante que nos para de repente
En el loco afán de vivir.

La muerte se come grano a grano
Igual que la felicidad. Exactamente igual.
Y se traga de un trago
Incluso después de una cruel enfermedad.

La muerte no te inquita, es tu obsesión.
No te llama. Te aprisiona.
Es un fruto que se mastica y saborea.
Una pasarela hacia un país en donde

La noche es larga y fría
Y silenciosa como las tinieblas.
*

Totila blues o la sombra que nos dejan los muertos (1985, traducción 2008) - II

El árbol que no ceja




Como un árbol que se arraiga en ti
Que crece en ti
Que florece cada primavera enferma.
Como un sendero que entra y pasa por ti
Como una vena vital
Que sigue su camino
Como un río pedregoso
Que riega las arrugas
Y lima fuerzas
Como un árbol que se arraiga en ti
Que se asoma a tu ventana y toma posesión
De ti amándote tanto
Como un hilo al que te ahorcas
Cuando hay mil pájaros listos a cortar el aire
Al menor viento
Como un árbol que se arraiga
Que florece en ti al llegar la primavera
La muerte avanza
A desesperados pasos paulatinos
Lisos
Silenciosos
Como si su camino fuese de goma
Inmóviles
Y nosotros solos nos moviésemos
Como si sus pasos fueses nuestros propios pasos
Los que inexorablemente
A ella nos llevasen aunque a veces pensemos
Que de ella nos alejan.

vendredi 7 novembre 2008

Totila blues o la sombra que nos dejan los muertos (1985, traducción 2008) - III


La muerte entra


1
"Veo a Douve tendida.

El la ciudad escarlata del aire, en donde sobre su rostro combaten las ramas,

las raíces se encuentran y siguen su camino por su cuerpo "


(Y. Bonnefoy)


Un día sin que nos demos cuenta
Entra sin golpear la puerta
O golpeándola tan fuerte
Que dejan de oírse los vecinos ir venir.
Entra en ti
Como se entra en tierra propia
Como si desde siempre estuviera
Ya en ti arropándote en sus alas de pájaro ebrio
Lamiendo tus músculos para arrancarte tus vitales substancias
Como si desde siempre estuviera ya en ti
Y tú sabiéndolo desearas negar esa existencia que te roe
Para mejor pertenecerte
Como si amar y morir fuesen las dos alas de un mismo pájaro
Que nunca más volara con sus alas
Y con solo entrar en ti te será tuya
Te pertenecerá sí,
Pero.

Y ésta es aquella del amor
Amada en la distancia

jeudi 6 novembre 2008

POETAS DE HOY

Pamela Bram, poeta del dolor de terciopelo y de los meandros del silencio


Colecciono días pares y lloro sin razón aparente; cuento con los dedos de mis pies a los amigos para que el cable a tierra no sufra nunca ese quiebro de puentes que cabe en la garganta. Sueño con ver a alguien nacer, como nacen las palabras cuando la muerte se hereda.

*

Ya me atreveré a preguntarte de qué se trata ahí arriba.Ya te atreverás a posarte junto a mis pies descalzos.Ya dedicaremos una tarde a pintar las flores blancas.Ya desaparecerá tu beso en un beso mío.Ya será... lo que hoy se tarda.

*

He despertado naciendo para que me sepas
Al margen de ese borde azul
En el relieve de la no-distancia
Te regalo mis secretos aún partidos en la boca
Que de la otra orilla te alcancen mis botellas mágicas.
Con amor.

*

[me pesaba el cielo lleno de rocas y arenas transparentes ]

*

Nunca podré describir lo que se siente estar descalza en medio de un camino eterno e imposible de ser cubierto.

Me toca ponerme de tu lado del espejo, a ver si memorizo los gestos que haces cuando estás sola. Quiero reconocer ese día por el que tanto suspiras, quiero envolverlo y regalártelo y que tú me digas "gracias" aún sabiendo de antemano que esa palabra no existe en el diccionario y que a pesar de eso podrás decirla sin que eso sea una razón de quiebre para tu orgullo.

-
[a veces siento que existe un color recurrente, una señal, una eternidad hecha de hojas que crujen y sus brazos...]

*

Luego de hablarte, salí a caminar. Quise recorrer calles que antes no había caminado, es ese un ejercicio muy amable.Comí unas golosinas que le compré al joven que veo casi todos los días, en la misma calle, vendiendo cosas dulces. Ya estaba en ese momento, en calles conocidas.Así avancé hasta una avenida y me detuve en la mitad. Tomé asiento y encendí un cigarro... casi no sentía frío. Mi abrigo era capaz de sostenerme. Miraba mis uñas con esmalte rojo y escuchaba el sonido de los autos, oía las voces de los transeúntes y sus sombras. Miraba después el cielo cruzando los dedos para que no lloviera. Hoy no quiero lluvia.Me quedo con esos árboles que parecen sólo florecer en invierno. Son tan hermosos... ¿Aún piensas volver?Me acompañas como nunca. Como nadie. Es posible, ¿será posible algo así?















Pamela Bram, joven poeta chilena, esparce por la red y los caminos sus largos estribillos en prosa. Son cartas de amor arrebatado, de frases sinuosas, exigentes. Su voz, serena y apremiante, no grita sino en silencio, pero se oye de lejos. Ha compuesto varios poemarios: Cartas de una extranjera, Nacida para llover, Planetas y relojes… aunque nunca publicó en papel. Prepara la edición de Márgenes de un libro usado, largo poema con aires de relato.




http://pamelabram.blogspot.com/
Mis días con Isabel (II)
(versión en español de La saison d’Isabelle)




« No te hablo, no te toco. No te tocaré.
En la estrecha alcoba, estás de pie frente a mi
Vestida de par en par
Nueve vestidos, nueve abrigos (tú… tan fina)”

(René de Obaldia)




(nota del autor)

Tiempo ha pasado ya
Desde ese tiempo.

Muchas heridas
Están curadas
Ya.
Y hemos perdido hojas.

Nos amábamos, está claro eso.
Hubo vientos, hortensias floridas,
Vientos, cortes, fríos.
Y más vientos.

Debo aquí decir,
En honor de la verdad,
Que no hemos vuelto a vernos.
Nunca.

Que no volveremos a vernos.
Nunca.

Que es mejor así.
Seguro.



1
Vuelvo de tu pasado
¿Quieres que en el camino
Tome aromas
Para llegar mejor?


2
Contra la tristeza
Tengo pared
Con celosía.

La llevaremos
Para encaramarla
A las palabras.

Al irnos, canta alto
Si puedes
Para que nadie escuche.

Juntos llevaremos el día.
En tu ausencia, tú.
Y yo en mi exilio.

Ô mon amour!


3
En la sombra que el sol nos brinda, pongo mis párpados encendidos. El otoño le pondrá broche. Así veremos todo el peligro encerrado en las sandalias.


4
En el momento exacto de tu rostro,
resucito. Mejor el invierno.

Este castillo espiritual y este frío en la ventana.
Esta aurora cerrada, octubre nos sonríe.

¡Padre! El fuego sube y se divierte, arden los muslos,
son pianos ardientes en los intersticios.


5
No se ha podido prever nada.
Nada. Al irnos, la ventana se rompió
En mil pájaros sedientos.

Mientras maduraba la cena
En la música y se dormía el horizonte,
Todo era esperanza en el poema.

Subían sueños largos como lagartos
Desde los sótanos del tiempo,
Si se pedían en silencio, rezando.





mercredi 5 novembre 2008

Mujer mujer

"¡Oh mujer! En tu perfil se encarna la tierra
Veo como desapareces.

La hierba desnuda está en tus labios y el brillo del sílex
Inventa tu última sonrisa.

Ciencia profunda donde se calcina
El viejo bestiario cerebral."

(Yves Bonnefoy)




Mujer con vientre de naranja y algodón
25% acrílico y 75% poliamida
Con sexo extraño,
De sabor a menta,
Y su barba sedosa, mi mujer
Lleva un vestido de materia gris.
Pero en dónde decidme se ha escondido
En donde se durmió
Por tanto tiempo
Que aún me dice adiós
Con esa mano
Que parece un río
Que es de arena
O es un surco?

Amor

Mis días con Isabel
(versión en español de "La saison d’Isabelle")


1
De hecho, en el instante en que llaman a la puerta, estás más o menos ausente. Así parece.
Felizmente, puedo pertenecerte.
Incluso ese corazón descuartizado que tanto duele, a causa de las noches, de los pozos, de las miradas tan largas que dejan colas de luz en los cristales.


2
Cayó en la trampa del lago, el viejo verano. Se diría que intentaba huir. Pero todas las ventanas lo vieron desparramarse en rayos de sol, yacer en el fondo del mundo. Siglos de sol seguidos, de largas noches, de esos países que chorrean sangre.

-Vuélvete a tu luz. Poseerás la aurora. En los últimos vientos, ¿cuántas noches depositaremos vivas aún?


3
¿Qué puede ocurrir si cierro este país y me ausento?
¿Qué puede ocurrir si cierro los ojos y te sigo?

-Ese barco, de esmalte, con huecos, tiene azabache en la mirada.

Azabache y tierra mojada.

Y yo, también me voy.


4
Mañana, hablaremos de mimosas. De noche eterna.
Secaremos todas las lágrimas.
Con pañuelos manuscritos.

Totila blues o la sombra que nos dejan los muertos - IV



Amarga y dulce


Se piensa a veces que es la noche
Y es el sol
Y es el viento
Y es la brisa
Amarga y dulce de la vida.
Y es la muerte
Que lenta ahueca
Y tira balas de miedo
Y es el viento y es el trueno
Y no es nada morir
A penas nuestras fuerzas que nos huyen
Como al dormir
O al soñar
O al amar
Y no es nada a penas un momento
En donde de repente todo queda claro tan claro
Que es la noche total la oscuridad.
Y así es la muerte.
5
-¿Oyes?

-¿Es el viento... o son gaviotas? Cuando llegan con ímpetu las olas, hay días de los que nos acordaremos más tarde. Viene el crepúsculo. Los recogedores de conchas observan. Esperan. Tú tal vez debas ocultarte, será bien que veas como la marea sube.

Aquél que se acerca en silencioso como un pescador no es de madera. Déjalo. Mañana lo veremos de nuevo por el puerto.


6
Ni sol ni mirada. Un andar forzado. Las flores no tienen fin. Recorremos países húmedos, países incendiados, bellos países de siglos enteros. Pasamos por amaneceres cada vez más blancos. Suave como un juego, la sombra se inclina. Ejerzámonos a la lluvia. El grito que sale de mis poros no es de voz, es del subsuelo oculto.




7
Seguros. Estábamos seguros como almendras. Era un día extremo, con horas apasionadas.



8
La que nos dio de beber fue una muchacha que volvía del río con su jarro lleno de música.

-¿Dónde habéis encontrado todo ese misterio que cae de las estrellas?

-No, no fue soñado, exclama, en este país sin frontera es lo mejor.

-Pero esos árboles tiemblan ¿no? Parecen heridos de cualquier guerra.




-Por supuesto, se nos prohibe gritar, como todas las noches.

La embriaguez de aquel año fue sobrecogedora. Nos hubiésemos vuelto cadáveres si los habitantes no nos hubiesen sacado de nuestra sorpresa.

-Tú, con tu garganta podría hacerse una lámpara.